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Adoptar la Inteligencia Artificial (IA) es un Deporte en Equipo: ¡Ponte la Camiseta, y Sal a Jugar!

La IA ya no es una promesa del futuro. Está aquí, presente en nuestras plataformas favoritas, transformando cómo trabajamos, creamos y colaboramos. Pero mientras muchas organizaciones avanzan hacia su implementación, el verdadero reto no está en dar acceso a herramientas, sino en algo mucho más humano: adoptarlas.


Porque adoptar la IA no es una tarea individual, es un deporte en equipo.


Aunque no es complicado, parece serlo cuando las herramientas de IA generativa como ChatGPT, Copilot, Claude y otras, tienen cara de buscadores como Google, pero no lo son. Nos encontramos frente a un campo de texto en blanco, con un cursor parpadeando, esperando nuestra instrucción. Y de pronto, a pesar de dar instrucciones todos los días, nuestra mente se queda en blanco.


¿Qué códigos necesito para obtener un buen resultado?


¿Dónde están los menús, y las opciones adicionales al presionar el clic derecho?


Para obtener buenos resultados, es fundamental comprender que la IA no trabaja con intuiciones humanas, sino con instrucciones claras y específicas. Instrucciones como “por favor, mejora esto rápido” difícilmente generarán resultados útiles. Estas herramientas necesitan contexto, estructura y propósito para generar algo de valor.


Aquí es donde debemos cambiar nuestra forma de comunicarnos con la IA. En lugar de tratarla como un buscador, pensemos en ella como un colaborador con quien construimos algo, paso a paso. Así como no podríamos pedirle a un arquitecto “por favor, hazme un edificio” sin brindarle detalles adicionales como el número de pisos, el tamaño del lote, la cantidad de habitaciones, o el estilo deseado, tampoco podemos esperar que la IA genere contenido útil sin suficiente información.


El proceso es el mismo. No se trata de redactar la instrucción perfecta desde el inicio, sino de iniciar un diálogo, ajustar sobre la marcha y co-crear el resultado final. Esa interacción es esencial para lograr contenido relevante, preciso y alineado con nuestras necesidades.


En este proceso colaborativo, la importancia de la cortesía no puede ser subestimada. Decir "por favor" y "gracias" no solo es una muestra de respeto, sino también una inversión que vale la pena. Estas pequeñas expresiones de gratitud y amabilidad son esenciales para construir relaciones sólidas y efectivas en cualquier entorno de trabajo colaborativo. A pesar de que puede parecer raro, o un esfuerzo adicional, la cortesía fomenta un ambiente positivo y constructivo, promoviendo la cooperación y el entendimiento mutuo.


Además, es importante notar que la IA Generativa no se limita a encontrar resultados—los crea. No debemos esperar que nos entregue una lista de enlaces como lo haría un buscador. En su lugar, debemos pedirle el producto final. No le pidas los artículos—pídele el correo que escribirías después de leerlos. No le preguntes qué opciones existen—pídele un resumen con una recomendación o un plan de acción. La IA no hace búsquedas: genera respuestas basadas en los datos con los que fue entrenada, el acceso que tenga a internet (si lo tiene), o la información que tú le proporcionas.


Cambiar esta mentalidad es clave para tener éxito. No basta con saber escribir prompts o instrucciones; se trata de entender cómo trabajar con una tecnología que no responde a clics, sino a ideas. Por eso, adoptar la IA es un deporte en equipo. Nadie tiene todas las respuestas pues todos estamos aprendiendo, pero todos tenemos un punto de vista y una experiencia específica que aportar; ¡Tú también tienes un rol en el equipo!


No necesitas ser programador ni tener un título en tecnología. Lo que sí necesitas es disposición para aprender, ganas de experimentar, y, sobre todo, compartir lo que descubres. La IA no es solo para líderes ni para los que “nacieron con una Tablet en la mano”—esto es para todas, todos y todes.


El principal obstáculo para adoptar la IA no es la tecnología. Son la duda y el miedo.


Y tan importante como aprender a usar estas herramientas, es aprender a usarlas con responsabilidad: de forma ética, transparente, objetiva, y considerando el impacto que generamos. La IA responsable no es solo una política corporativa; es una mentalidad que debemos de mantener presente en cada interacción.


Estas herramientas son poderosas, sí. Pero no hacen magia solas. Su valor real depende de la calidad de la instrucción y la data que les damos; y ahí es donde la experiencia humana hace la diferencia. Tal vez alguien con muchos años de carrera no sea muy veloz con una nueva interfaz, pero tiene algo valiosísimo: la capacidad de hacer las preguntas correctas. Las que convierten una respuesta genérica en una solución útil y precisa.


Ahí es donde vive la verdadera adopción de la IA. No en qué tan rápido escribes un prompt o instrucción, sino en cómo aprovechamos nuestro conocimiento para colaborar y pasar de solo “usar tecnología” a la inteligencia colaborativa. Y en este deporte, cada rol suma.


Los mejores resultados se logran en equipos donde se escuchan voces distintas, de diferentes edades, géneros, especialidades, y trayectorias. Donde una persona experta en relaciones con clientes colabora con alguien que recién descubrió una función nueva. Donde alguien que aún no se anima a probar la IA recibe apoyo de quien ya está experimentando. Cuando todos tienen sentido de pertenencia, el equipo gana.


Esa diversidad no solo mejora el contenido generado, también fortalece el uso responsable. Una IA ética nace de la colaboración: de cuestionar datos, verificar resultados y compartir decisiones. La adopción colectiva nos protege de puntos ciegos y promueve confianza.


Pero no todas las personas sienten invitadas a jugar.


Un estudio reciente de Harvard Business School reveló un patrón preocupante: las mujeres tienen significativamente menos probabilidades que los hombres de usar herramientas de IA por el miedo a equivocarse, a ser juzgadas o a parecer poco preparadas. Este dato es una señal de alerta. Si no actuamos con intención, esta revolución tecnológica podría repetir las desigualdades del pasado.


Por eso la adopción de la IA debe ser inclusiva. Todos, todas y todes merecen un lugar en el equipo. No solo los más seguros, los más ruidosos, o los que tienen más experiencia con la tecnología. Es necesario abrir caminos, modelar comportamientos, y normalizar el proceso de aprendizaje.


Porque la construcción de un futuro responsable y transformador depende de todas las voces, no solo de las más fuertes.


Ahora bien, comenzar no requiere perfección. Si alguna vez has explicado cómo se hace algo, has escrito instrucciones claras o creado una lista de tareas, ya sabes más de lo que crees. Eso es exactamente lo que necesitas: dar instrucciones claras y con contexto.


Y sí, al principio puede parecer extraño. ¡Eso está bien!


Aquí lo importante no es tener la respuesta perfecta, sino participar y probar sin miedo. Adoptar la IA es un proceso que solo mejora con la práctica. Con el tiempo, vas a descubrir cómo preguntar, cómo ajustar, y cómo evaluar los resultados.


Y lo más interesante es que dos personas con el mismo cargo u objetivo pueden usar cada herramienta de forma completamente diferente, pues cada quien piensa, aprende, y resuelve de manera única. Y por eso, personalizar y colaborar son claves.


No se trata de encontrar “la forma correcta” de usar la IA. Se trata de encontrar la forma que funcione para ti y tu equipo.


Pero para que ese trabajo en equipo funcione, hace falta algo más: liderazgo que inspire y que acompañe.


El liderazgo tiene un papel fundamental. No se trata de imponer herramientas, sino de abrir caminos y ayudar a los equipos actuales para trasladarse hacia las nuevas formas de trabajo en entornos impulsados por la IA, y crecer juntos. Los lideres de hoy, deben ser curiosos, compartir sus aprendizajes y celebrar la experimentación. También deben establecer estándares de responsabilidad: verificar los resultados y comprender las fuentes. Eso es liderazgo en acción.


Cuando alguien ve a su colega explorando una función nueva, es más probable que lo intente. Cuando los equipos hablan abiertamente de lo que funciona (y de lo que no), todos crecen. Cuando compartimos no solo los aciertos, sino también los tropiezos, creamos seguridad y una cultura de adopción real.


Así es como la IA deja de ser una herramienta, y se convierte en parte de nuestra forma de trabajar.


Avanzamos cuando normalizamos el acceso, celebramos el aprendizaje, y cuando damos voz a quienes aún no han sido escuchados. Avanzamos cuando dejamos de preguntar “¿quién va adelante?” y empezamos a decir: “¿cómo te acompaño?”


Si eres capitán del equipo, practicante, profesional en transición o simplemente alguien curioso:


Este momento también tuyo.


La IA no es el final de la meta. Es una nueva manera de colaborar para llegar a nuevas metas.


Y cuantas más personas participen, con ética, responsabilidad y ganas, más fuerte será nuestro presente y nuestro futuro.


¡Así que ponte la camiseta, y sal a jugar!


Esto no es solo un cambio tecnológico; es un cambio humano.


¿Y la adopción? Empieza contigo.


Referencias

Eddy, S., & Farber, T. (2024). “Women Are Avoiding Using Artificial Intelligence. Can That Hurt Their Careers?” Harvard Business School Working Knowledge. Recuperado de: [https://www.library.hbs.edu/working-knowledge/women-are-avoiding-using-artificial-intelligence-can-that-hurt-their-careers](https://www.library.hbs.edu/working-knowledge/women-are-avoiding-using-artificial-intelligence-can-that-hurt-their-careers)

 

Farber, T., & Eddy, S. (2024). Artificial Intelligence and Gender Gaps in Confidence and Performance. Working Paper 24-015, Harvard Business School. Disponible en: [https://www.hbs.edu/faculty/Pages/item.aspx?num=66548\&form=MG0AV3](https://www.hbs.edu/faculty/Pages/item.aspx?num=66548&form=MG0AV3)


Melissa Ballesteros is the Manager of AI and Legal Technology Adoption based in Miami, Florida. With nearly 15 years in the legal space, a strong background in IT training, and prior experience in sales in aviation and logistics, Melissa brings a unique blend of technical expertise and people-centered strategy to her work. She uses her connection superpower to ensure the seamless integration and adoption of new technologies across diverse teams.


In her current role, Melissa leads enterprise-wide initiatives to embed artificial intelligence into legal workflows, with a strong focus on user adoption and practical impact. She also serves as the liaison for the firm’s international offices, ensuring global alignment and culturally inclusive implementation. Melissa champions a top-down and bottom-up approach to AI adoption, making tools accessible and intuitive for all.


A passionate advocate for women in tech, Melissa co-leads the Rockstar Women in AI Community alongside Femke Cornelissen, Chief Copilot and two-time Microsoft M365 MVP. Together, they empower women with the skills and confidence to thrive through inclusive technology enablement.

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